Por: Anna Bayo
Llega el buen tiempo, los exámenes finales, el verano, el sol y los helados. Las ganas de que lleguen las merecidas vacaciones, tachando los días del calendario, deseando el momento de tener tiempo… Pero ¿qué haremos con tanta libertad?
Durante el curso son muchas las familias que van ajetreadas y luchan y se esfuerzan día a día para intentar cumplir calendarios y rutinas apretadas. Parece que todos nos acostumbramos a un ritmo y conseguimos, de esta manera, cierta armonía en el sistema familiar. Todo el mundo sabe qué hacer, dónde tenemos que ir o cuáles son las responsabilidades domésticas. Los horarios ayudan a la organización en casa, sobre todo cuando intentamos ajustar e integrar las agendas de todos y repartir las tareas y obligaciones de cada uno.
Las vacaciones suponen sin duda un espacio positivo, pasar tiempo en familia y disfrutar de los hijos en un espacio diferente, buscar nuevas experiencias, hacer actividades que durante el curso no son posibles, etc. A su vez, implican generar una nueva “organización” en el tiempo libre, ya que todos los miembros de la familia tienen derecho a divertirse y a relajarse en su manera. Por este motivo es posible que se pueda generar algún que otro malentendido o discusión: ¿dónde vamos de vacaciones? ¿Playa o montaña? ¿Hacemos un viaje? Yo quiero tiempo para relajarme; pues yo ¡actividades y adrenalina…!
Encontrar un consenso que nos guste a todos es posible si estamos dispuestos a buscar un equilibrio.
Así pues, ¿cómo podemos crear un orden dentro del desorden?
Podemos empezar por establecer un horario más relajado, pausado y flexible. Es bueno e indispensable que durante las vacaciones haya tiempo de “no hacer nada”, de descansar, de dormir más y de vivir el día de manera más relajada, pero tampoco hay que abusar de las horas muertas. Podemos pactar un calendario de actividades o “planes” que nos apetezcan a todos. Así todos podremos aportar ideas nuevas y participar en los intereses y hobbies de los demás.
También es importante tener una actitud más flexible, sobre todo los adultos. Durante las vacaciones podemos vivir los cambios o las decisiones de última hora como algo posible y fácil de asumir. Es un buen momento para improvisar, siempre habrá cosas que hacer que nos sorprendan o lugares nuevos por descubrir.
Puede ser un buen momento para buscar nuevas actividades o “colaboraciones” domésticas. Durante el curso los niños colaboran en casa de forma rutinaria, ya que es probable que no dispongamos de tiempo suficiente para enseñar cosas nuevas. Durante el verano podemos proponer nuevas tareas para ofrecer otras posibilidades en casa y promover el hecho de hacerse mayores.
Proponemos actividades creativas o manipulativas. Cocinar juntos y aprender nuevas recetas puede ser un buen ejemplo de pasar un buen rato en familia. Buscar proyectos que podamos hacer con las propias manos, crear algo conjuntamente, tener un “proyecto” como por ejemplo montar y pintar algún mueble, cuidar un huerto, aprender a tocar un instrumento, coser o tejer, etc.
Reservar un espacio del día para los deberes o como tiempo personal de trabajo o estudio. No queremos cargar excesivamente de trabajo, pero también está bien contemplar estas actividades en el día a día para ayudar a promover un buen hábito de gestión académica y que no se acumulen los trabajos para el último día. Aprovechamos para recordar que un poco de lectura diaria es una muy buena costumbre.
¿Y si queremos hacer un viaje?
Os proponemos buscar la emoción del viaje también en la preparación. Escoged juntos el destino, hablad e investigad sobre las actividades que queréis hacer o los lugares que os gustaría visitar. Plantead el viaje como una experiencia donde todos colaboremos y pongamos nuestro granito de arena. Podéis aprender algunas palabras del idioma que se habla en el lugar de destino, explorar los platos típicos para probar alguno, mirar si se hace alguna actividad/exposición o feria interesante…
También podéis realizar una búsqueda en Internet. Hay muchas páginas web y blogs que proponen actividades alternativas para hacer con niños. En la página web Viaja con tu Familia proponen diferentes tipos de viajes según las edades de los niños.
Por otro lado, los blogs El Pachinko, Un mundo para 3 y My family passport explican experiencias de familias que viajan con niños, datos prácticos, rutas y actividades, etc.
En definitiva, el tiempo de vacaciones en familia es y puede ser enriquecedor en muchos aspectos, pero al final lo más importante es aprender a disfrutar de las pequeñas cosas y del tiempo compartido. No todo deben ser “grandes planes” o viajes increíbles. Los pequeños detalles son tanto o más gratificantes. Ir a tomar un helado, dar una vuelta por el paseo, ver un atardecer, pasar un rato en la playa jugando a palas o construyendo castillos de arena. Estos son los momentos verdaderamente memorables que nos harán tener un recuerdo del verano entrañable y desear, como cada año, ir tachando los días del calendario para que vuelvan a llegar las merecidas vacaciones.
¡Deseamos que todos y todas tengáis un verano lleno de momentos inolvidables!