“Errar es humano, peromás lo
es culpar de ello a otros”
(Baltasar Gracián)
A pesar de su popularidad, memorizar información es una de las estrategias de aprendizaje menos efectivas. Si bien puede parecer eficiente, es muy probable que los estudiantes olviden el material memorizado si no refuerzan su aprendizaje con otras estrategias. Existen cada vez más evidencias de que la incorporación de otras técnicas puede aumentar significativamente la capacidad de los estudiantes de recordar información.
En los últimos años ha habido un gran número de estudios interesados en establecer cuáles son los mecanismos sobre los que se sustentan los aprendizajes duraderos y transferibles. Estos estudios señalan el error como un aliado para el recuerdo de los contenidos explicados en el aula y los aprendizajes que se dan fuera de ella (para una revisión, ver Metcalfe, 2017).
No obstante, la consideración del error como una herramienta educativa choca con la «pedagogía del éxito»imperante en nuestra cultura y las prácticas docentes.La finalidad del proceso educativo (instructivo) es conducir a todos losalumnos a niveles satisfactorios —mínimos— de rendimiento final. Dicho enotros términos, evitar el fracaso escolar, o al menos esa conciencia defracaso que tanto preocupa a nuestra sociedad.
Quizás el mayor error que cometemos es pensar que no nos equivocamos y que la clave de una buena pedagogía estriba en asegurar el éxitodel alumno mediante la evitación del error. La pedagogía deléxito adopta una postura negativa frente al error, como un aspectodefectuoso, inadaptado, del proceso de aprendizaje. La «pedagogía delerror», por su parte, valorará lo que ya se tiene conseguido y analizará, através del error, lo que falta mejorar.Desde una perspectiva constructiva, el error es un desajuste entre loesperado y lo obtenido. La pedagogía que describimos parte del principio de que el error es unelemento inseparable de la vida. No es posible no equivocarse en el procesode aprender. El error es asumido como una condición que acompaña a todo proceso de mejora, como un elemento constructivo e innovador. Y es que laformación humana no se guía por leyes o postulados científicos. La mayor parte de nuestrosaprendizajes se han adquirido por tanteo, por observación, por propiaexperiencia, comenzando por nuestra primera lengua y terminando por laconstrucción científica.El progreso es deudor del azar,aprovechado, eso sí, por hombres creativos, abiertos a lo nuevo, aunque el resultado final nofuera el que inicialmente esperaban.
Pero a pesar de cuán comunes son los errores, los estudiantes a menudo los perciben como negativos y como una amenaza potencial para su autoestima. Un clima positivo en el aula, uno donde el maestro y los estudiantes tratan los errores como oportunidades de aprendizaje, puede crear mejores condiciones para el aprendizaje.
Un punto de partida para la incorporación de esta pedagogía del error que ofrecen los investigadores Cyr y Anderson (2018) es hacer que los alumnos respondan a ciertas preguntas relacionadas con el contenido de los aprendizajes a promover. Anderson concluye que los errores que cometen los alumnos cuando tratan de acercarse a las nociones que les van a ser explicadas en el aula pueden servir como escalones para recordar la respuesta correcta. ¿Por qué adivinar mejora la memoria? Cuando los estudiantes intentan responder preguntas por sí mismos —en oposición a cuando se les dan las respuestas como fundamento de la metodología expositiva— se involucran en luchas productivas, lo que les ayuda a dar sentido a lo que están aprendiendo. Hacer preguntas a los estudiantes les ayuda a pensar en un problema, acortando la brecha entre lo que saben y lo que no.
La utilización de preguntas de manera deliberada en el aula es una estrategia esencial para conseguir que los estudiantes aprendan sobre su mundo de una manera más profunda y compleja más allá del currículo escolar. Fomenta el pensamiento crítico e independiente. La pedagogía del error contempla en el uso de las preguntas un acercamiento para el análisis del proceso de aprendizaje que está desarrollando el alumno. En el análisis de las distintas respuestas dadas por los estudiantes se atiende a la diversidad y al contexto de aprendizaje de los escolares. Un adecuado uso de las preguntas fomenta un clima en el aula en el que se prioriza el aprendizaje significativo, flexible y autónomo, en el que el propio aprendiz evalúa su nivel de competencia y los pasos que se deben seguir para alcanzar unos objetivos de aprendizaje que adquieren un sentido práctico al valorar su utilidad.
Referencias:
Andrée-Ann Cyr & Nicole D. Anderson (2018): Learning fromyour mistakes: does it matter if you’re out in left foot, I mean field?, Memory, DOI:10.1080/09658211.2018.1464189.
Metcalfe, J. (2017). «Learning from errors». Annual Review of Psychology,68, 465–489. DOI:10.1146/annurev-psych-010416-044022.