Por: Elisabet González
El lenguaje es la habilidad humana que nos diferencia del resto de seres vivos. Con el lenguaje, los humanos nos comunicamos con nuestro entorno. En función de la situación en que nos encontramos, en un espacio y un tiempo determinado, emplearemos unas funciones lingüísticas y comunicativas u otras, ya sea para expresar nuestros deseos, planificar nuestra actividad, hacer una demanda, etc. Además, el lenguaje es la base de nuestro pensamiento y de la transmisión de conocimientos en nuestra especie. La adquisición de esta habilidad tan compleja se da de forma natural en un espacio social compartido por adultos y niños que favorece el proceso de interacción entre todos.
El niño desea comunicarse con el mundo, y con sólo unos meses de vida ya se esfuerza por reproducir los sonidos del lenguaje que lo rodea. Desde edades tempranas disfruta con la conversación, provoca el diálogo con los adultos y estos se adaptan y se anticipan a sus necesidades utilizando oraciones cortas y sencillas. Sin embargo, es básico crear un clima motivador, estimulador y afectivo, que se convertirá en un elemento básico y primordial en el aprendizaje de la comunicación oral. Pero, a pesar de que se cumplan estos criterios, a veces hay niños que presentan un ritmo de aprendizaje diferente o más lento y necesitan de la intervención de los profesionales de la logopedia para estimular su lenguaje y asesorar a sus padres.
Las causas que provocan un trastorno o un retraso en la adquisición del lenguaje pueden estar vinculadas a diferentes factores: factores de riesgo biológico, factores prenatales, factores perinatales, factores posnatales y factores de riesgo social. Todos estos factores provocan una serie de signos que se consideran de alerta y que indican una desviación del patrón de normalidad del desarrollo psicolingüístico. La detección de alguno de estos signos nos obligará a realizar un seguimiento riguroso del niño, y si perduran en un plazo corto de tiempo, será necesario iniciar una intervención logopédica. Esta intervención en edades tempranas puede corregir situaciones no adecuadas y puede ser suficiente para evitar posibles trastornos de lenguaje.
Algunos de estos signos de alerta son:
Ante dificultades de lenguaje y/o comunicación a edades tempranas, y si detecta alguno de estos signos de alerta, se recomienda pedir la opinión de los profesionales del lenguaje, los logopedas, para evaluar al niño y saber si es conveniente una intervención inmediata para estimular el lenguaje y seguir sesiones de control u otras opciones. Los logopedas también os podemos asesorar y dar pautas de actuación para seguir en casa que ayuden a la estimulación del lenguaje y a la comunicación de su hijo.