Por: Elisabet Canals
La voz es la base sobre la que transmitimos el lenguaje oral, que nos diferencia del resto de especies como humanos y seres racionales. Por eso es tan importante que los niños, desde bien pequeños, aprendan a utilizarla de forma correcta, con una expresión vocal efectiva que les permita relacionarse con su entorno expresando necesidades, emociones, etc.
Las dinámicas familiares dentro de un entorno vocal sano son una buena forma de instaurar hábitos y actitudes saludables que ayudarán especialmente a los más pequeños, que aún no dominan lo suficientemente bien la producción vocal.
Estas dinámicas deben partir de un modelo de comunicación que respete los turnos de palabra y regule el ritmo del habla y la intensidad de la voz. Los niños imitan lo que ven, y adoptar un buen sistema comunicativo en casa será esencial para evitar afecciones de la voz como las disfonías, tan frecuentes en la infancia.
Un factor clave es que la demanda comunicativa del niño tenga respuesta sin necesidad de gritar para sentirse escuchado. Para ello es necesario tanto que el adulto esté atento a sus peticiones como que el niño aprenda a respetar los turnos de palabra sabiendo cuándo puede intervenir en una conversación sin interrumpir a los demás.
A veces es el nivel de ruido ambiental el que puede provocar que se mantenga de forma habitual un tono de voz alto y de esfuerzo. En este sentido, será útil regular el sonido de los aparatos domésticos (televisor, etc.) para poder comunicarse sin necesidad de levantar la voz. Lo mismo pasa con las conversaciones a distancia, cuando, por ejemplo, en vez de acercarnos a nuestro interlocutor hablamos gritando de una habitación a otra.
Por lo que respecta a las actividades extraescolares, sería bueno tener en cuenta, además de que sean gratificantes para el niño, que no comporten una fatiga o sobrecarga excesiva, ya sea por un exceso de actividades o por su intensidad o compromiso vocal. El bienestar físico lleva al bienestar vocal.
Los niños juegan con la voz. Imitan personajes, hacen juego simbólico y gritan por naturaleza. Pero con una buena dinámica familiar, junto a una buena hidratación y evitando ambientes agresivos para la voz, ayudaremos a evitar que las producciones infantiles puedan acabar en patología vocal.