Marta Reinoso
Un reciente estudio desarrollado en la Universidad de Córdoba y publicado en la revista Journal for the Study of Education and Development concluye que la actividad lúdica en la etapa infantil favorece el desarrollo socioafectivo y el ajuste escolar.
En la investigación se realizó una observación sistemática de 38 niños y niñas de entre 5 y 6 años a fin y efecto de analizar la expresión y la regulación de las emociones en cuatro situaciones diferentes (asistencia a la asamblea de clase, realización de una actividad con ficha, salida del colegio y espacio de juego). Un vez terminada cada observación, se pidió al maestro/a que rellenara una escalera para evaluar la adaptación escolar del niño/a. En conjunto, se efectuaron 304 observaciones durante un total de 25 horas.
El estudio tenía como objetivo principal comprobar la existencia de diferencias en la expresión de afecto en cada una de las situaciones. De acuerdo con la hipótesis planteada, los datos obtenidos revelan que las comunicaciones afectivas son más frecuentes e intensas durante el juego. En esta misma línea se encuentran los resultados de otros trabajos, los cuales muestran que los/las niños/as que más frecuentemente se enfadan o experimentan emociones negativas mientras juegan son los que presentan más problemas de conducta y menos habilidades sociales.
La investigación también evidencia que la expresión afectiva está relacionada con el éxito escolar. Esto significa que aquellos/as preescolares que normalmente tienen reacciones emocionales positivas y saben gestionar sus emociones son los que tienen un mejor rendimiento académico y ajuste escolar. En cambio, aquellos niños/as con problemas de regulación emocional y con repertorios de expresión negativa/agresiva presentan peores resultados en estas variables. Estos hallazgos demuestran la importancia de los afectos en los preescolares, tanto por lo que respecta al establecimiento y el mantenimiento de las relaciones interpersonales como al proceso de aprendizaje.
La estimulación en edades tempranas es muy importante porque existe una gran plasticidad neuronal y las conexiones establecidas perduran a lo largo de los años. Ahora bien, tratar de acelerar el reloj biológico y anticipar la adquisición de conocimientos formales propios de etapas posteriores no parece una estrategia adecuada. Más bien al contrario: la sobreestimulación malentendida o unas expectativas desajustadas suponen a menudo un freno. En cambio, tal y como el estudio presentado muestra, la actividad lúdica tiene un papel muy importante en el desarrollo, especialmente en etapas iniciales. Mediante el juego, el/la niño/a se expresa, se relaciona, trabaja la resolución de conflictos, la empatía y la creatividad; se divierte y se siente feliz. Padres, madres y educadores/as debemos velar por aquellos espacios y oportunidades que posibilitan una interacción informal y distendida en el seno de la cual es posible prepararse para el futuro, disfrutando del momento actual.
Artículo de referencia
Zych, I., Ortega-Ruiz, R. y Sibaja, S. (2016). “Children’s play and afective development: affect school adjustment and learning in preescholers”. Journal for the Study of Education and Development, 39(2), 380-400.