Hay un mantra recurrente en el profesorado que más o menos suena así: «Si la primera vez que se le pide a un alumno que realmente piense y aplique el contenido aprendido es el día del examen, ambos hemos fracasado». Si a este planteamiento le sumamos uno de los grandes caballos de batalla del aprendizaje en Secundaria como es la falta de hábitos de estudio, nos encontramos ante una horda que se acerca hacia nosotros donde las estrategias de aprendizaje deberán ser el arma que necesitamos emplear; la adquisición de estas estrategias permitirá formar alumnos autónomos en su proceso de aprendizaje dentro y fuera del aula.
Cabe decir que el aprendizaje requiere esfuerzo, genera cognición y crea pensamiento. Desde nuestra posición debemos asegurarnos que ofrecemos a nuestros alumnos oportunidades para demostrar lo que van alcanzando. Existen muchas formas de conseguir este objetivo: los métodos empleados pueden ser tradicionales, como el lápiz o el papel, o más modernos como la pantalla y otros de tipo manipulativo.
En esta línea, os queremos presentar estrategias de aprendizaje que se adaptan a la mayoría de entornos, asignaturas, niveles y habilidades del estudiante. Diferentes artículos publicados en Learning Scientist y Edutopia corroboran que hay estrategias basadas en la evidencia científica que nos ayudan a tener una práctica más eficiente, que optimiza el proceso de estudio y, en consecuencia, el aprendizaje. Os presentamos algunas:
CLASIFICACIÓN Y RECUPERACIÓN DE LA INFORMACIÓN
El push visual
Si tenemos en cuenta que la utilización de un gráfico, tabla o esquema puede ayudar a organizar la información para acceder a su procesamiento, una forma de clasificar y recuperar la información a asimilar sería hacer rellenar una tabla o un esquema a los alumnos con todo lo que saben, sin mirar los apuntes, con un color (1). Después, con otro color (2), amplían la información que falta a partir de sus sus propios apuntes. Y para terminar, con un color (3) completan, si es necesario, a partir del libro, del dossier o de los compañeros. Cuanto más texto con el color (1) tengan querrá decir que conocen del tema. Esta tabla es importante conservarla para poder repetirla en casa. Son actividades que deben tener una duración de unos 5-15 minutos. Se puede ir repitiendo durante el estudio del tema, y los alumnos irán viendo cómo cada vez el color (1) va en aumento, lo que les ayudará a ver su evolución.
Ponerse a prueba
¿Cómo demostrar la efectividad de estudiar días antes del examen de forma organizada y espaciada y no durante largas horas de estudio la noche antes? Primero debemos reconocer que es más fácil predicar esta afirmación que ponerla en la práctica, y sobre todo con adolescentes.
La que presentamos a continuación es una estrategia sencilla y muy poderosa que pretende recuperar la información de la memoria. Es una actividad que se puede plantear tanto al inicio de la clase como al final, y que sirve como método eficiente para evaluar el propio aprendizaje. El resultado de la actividad les ha de conducir a la reflexión que les lleve a una revisión del contenido. De esta manera, el día del examen no será la primera vez que se enfrenten a una pregunta o situación que tienen que responder.
El objetivo debe ser poner a los alumnos ante preguntas o situaciones que deben responder en un primer momento sin el apoyo de material, sólo utilizando su memoria. Una vez contestadas las preguntas se pueden contrastar las opiniones propias con las de los compañeros con el fin de estimular una conversación sobre el tema. Seguidamente, buscar la autocorrección con los dossieres, el libro, etc., y, observando los resultados, hacer la reflexión sobre qué he hecho bien y qué podría mejorar para prepararme ante una prueba o situación como ésta.
CONCLUSIÓN
Hay estrategias que podemos enseñar a nuestros alumnos que impactan de forma positiva en su aprendizaje. Algunas de ellas dan resultados a largo plazo, y quizás necesitamos semanas o meses para verlos. Lo deberemos tener en cuenta de cara a las expectativas de los padres y de los estudiantes de Secundaria, que muchas veces quieren obtener resultados de forma inmediata. Y hay que decir que los estudiantes necesitan saber cómo utilizar las estrategias de aprendizaje y por qué son efectivas: una vez comprendidas es más fácil que las apliquen y que mejoren sus hábitos de estudio.
El uso de estrategias hace que los alumnos reduzcan su ansiedad ante los exámenes y las evaluaciones. Aceptan mucho mejor las respuestas incorrectas porque entienden que esto forma parte del proceso de aprendizaje y les ayuda a tener una visión real de su progreso.