Por: Anna Bayo
Con la llegada del curso escolar, las familias empiezan la odisea de hacer rutinas, pensar horarios y planificar las semanas, y también es el momento de organizar y elegir las actividades extraescolares. Y dado que las posibilidades son enormes y variadas, a menudo dudamos sobre cuál es la mejor opción y si nuestros hijos están invirtiendo el tiempo de forma correcta. Planificar y diseñar un horario puede ser una buena opción para gestionar el tiempo fuera de la escuela. Si encontramos un buen equilibrio evitaremos situaciones de estrés durante el curso.
La mayoría de las veces, las actividades extraescolares son una buena forma de trabajar habilidades y destrezas que a menudo no están incluidas en el currículo escolar. Además, aportan beneficios en el desarrollo de la personalidad y la sociabilidad. Se adquieren hábitos y se comparten espacios lúdicos con otros compañeros diferentes de los de la escuela.
Cada tipo de actividades potencia y beneficia diferentes aspectos, como por ejemplo:
Las actividades deportivas dan valor al ejercicio físico. Ayudan a mejorar la coordinación y la psicomotricidad y refuerzan el autocontrol y la socialización.
Las actividades artísticas, como la pintura, la música, la danza, el teatro, etc., favorecen la expresión de sentimientos y contribuyen al desarrollo de la creatividad y la imaginación.
Las actividades académicas, como los idiomas o las intervenciones de reeducación o de apoyo escolar, ayudan a integrar aprendizajes y a reforzar los contenidos escolares, y a la vez pueden aportar conocimientos extras.
Es importante también tener en cuenta algunos criterios a la hora de hacer la elección de las actividades:
LA MOTIVACIÓN Y EL INTERÉS: los niños y las niñas deben estar motivados y ilusionados con las actividades, y éstas se deben adecuar a sus gustos e intereses.
Por eso hay que escucharlos y pedirles su opinión, para poder tomar decisiones de forma consensuada. De esta manera, favorecemos la comunicación y la vez reforzamos que los niños y las niñas adquieran compromisos y responsabilidades propias.
EDAD Y HABILIDADES: debemos tener en cuenta si las actividades son adecuadas y recomendadas para la edad del niño o la niña o los jóvenes, y también si tienen en cuenta sus habilidades.
Hacer una actividad extremadamente difícil para él o ella, o que no le genere ningún éxito, sólo provoca sensaciones de rechazo y de frustración.
TIEMPO Y LOGÍSTICA: es conveniente que los niños y las niñas no vayan extremadamente cansados durante la semana y que tengan tiempo para hacer los deberes y estudiar y poder relajarse en casa, estar en familia y jugar con los padres o los hermanos. Sería conveniente reservar alguna tarde libre en su agenda.
Tampoco es bueno que las actividades escogidas distorsionen más de la cuenta la logística familiar, o que, por el contrario, todas las actividades vayan demasiado ligadas a los horarios laborales de los padres. Podemos encontrar un término medio.
La elección de actividades extraescolares es una tarea complicada que está condicionada por muchos y diversos factores. Debemos tener en cuenta que favorecen el desarrollo integral del niño o la niña y por tanto tienen importancia en sí mismas; no podemos considerarlas como castigos o como premios. Aprovechémoslas para potenciar y exponenciar las habilidades de nuestros hijos y para que sean una experiencia enriquecedora y positiva, fuente de nuevos conocimientos y logros personales.