Para la mayoría de niños con trastorno específico del lenguaje (TEL), las dificultades en el lenguaje permanecen en el tiempo (Leonard, 2014). A menudo se observan mejoras en las habilidades lingüísticas, pero la mayoría de veces los déficits en el lenguaje siguen siendo aparentes en la infancia tardía, la adolescencia y la edad adulta. Los estudios que documentan la persistencia en el dificultades del lenguaje son retrospectivos, abarcan entre los 7 y los 25 años y dependen de tests de lenguaje que van evolucionando a través del tiempo, por lo que la mayoría de estudios presentes en la literatura no cumplen los estándares actuales. Los resultados, sin embargo, son bastante convincentes.
A lo largo de los estudios revisados se encuentra que a medida que se hacen mayores, los niños con TEL superan las dificultades iniciales con frases simples, pero las dificultades con estructuras complejas y los significados abstractos permanecen persistentes. El grado de severidad de las dificultades a la edad de 7 años se relaciona directamente con la evolución del desarrollo del lenguaje en los años siguientes (Paul et al., 1983). Otros estudios (Stothard et al., 1998) indican que cuando las dificultades de los niños con TEL son resueltas antes de los 6 años, éstos siguen mostrando habilidades adecuadas de lenguaje, mientras que aquellos que no las han podido resolver seguirán presentando dificultades de forma significativa. Estudios retrospectivos en adultos aportan evidencia de que las dificultades de lenguaje no resueltas no desaparecen después de la adolescencia (Hall & Tomblin, 1978).
En la definición del TEL están implicadas las dificultades en habilidades verbales, pero también las dificultades no verbales. Para entender la evolución de éstas hay que comprender el contexto teórico y clínico, pero se requieren estudios longitudinales con estándares válidos para elucidar las trayectorias de desarrollo de las habilidades (Thomas et al., 2009). Gina Conti-Ramsden y su equipo (2012), en un artículo publicado en el Journal of Speech, Language, and Hearing Research, hablan de un estudio longitudinal que llevaron a cabo sobre el desarrollo y la trayectoria de las habilidades verbales y no verbales de niños con TEL desde la infancia hasta la adolescencia, de los 7 a los 17 años.
Evidencia previa sobre las habilidades verbales y no verbales en el TEL
En referencia a las habilidades verbales, la literatura científica disponible sugiere que durante la infancia, los niños con TEL pueden mostrar trayectorias de desarrollo diferentes en los dominios del lenguaje (Rice et al., 2006). Hay evidencia de que para algunos niños con TEL puede haber una aceleración del crecimiento de habilidades verbales, pero generalmente durante la etapa preescolar (Bishop & Edmundson, 1987). En la infancia tardía y la adolescencia hay evidencia de un crecimiento más lento de las habilidades verbales, especialmente en el vocabulario (Beitchman et al., 1996). Sin embargo, la literatura disponible indica que los adolescentes y adultos con TEL presentan un crecimiento estable de las habilidades verbales globales, tanto en lenguaje expresivo como receptivo. En cuanto a las habilidades no verbales, diferentes estudios longitudinales han reportado que, en comparación con el grupo de edad, los niños con TEL presentan una disminución del rendimiento en tareas no verbales hasta la adolescencia.
Evolución de las trayectorias; los resultados de Conti-Ramsden
En cuanto a las habilidades verbales, el objetivo era examinar las modalidades expresiva y receptiva del lenguaje de forma simultánea para estudiar al detalle patrones distintivos en las trayectorias de crecimiento. Respecto a las habilidades no verbales, quisieron analizar la trayectoria de desarrollo del subtest PIQ (rendimiento global en las pruebas cognitivas), esperando una ralentización en el crecimiento de las habilidades no verbales. Por otra parte, analizaron la relación entre el lenguaje (CELF) y el PIQ. El autor, en contra de una de las definiciones tradicionales del TEL que asume la ausencia de dificultades no verbales, predijo cambios en la relación entre ambas habilidades desde la infancia hasta la adolescencia; durante la infancia no están relacionadas, pero poco a poco se irían ajustando de camino a la adolescencia.
Como resultado del estudio, los autores encontraron un crecimiento estable e invariante en las habilidades verbales, con una mínima evidencia de ralentización o aceleración en el crecimiento con una excepción: en el lenguaje receptivo, entre los 7 y 8 años, se observa cierta aceleración, superior al nivel observado a los 11 o 16 años, que relacionan con la intervención intensiva del lenguaje más común en esta edad. Se revelaron también diferencias en la funcionalidad no verbal de los participantes con historial de TEL y cambios de desarrollo en el crecimiento de las habilidades no verbales. Los resultados sugieren que las habilidades en el lenguaje receptivo están al mismo nivel o son mejores que el lenguaje expresivo, siendo consistentes con la literatura anterior.
Los resultados siguen una perspectiva neuroconstructivista, donde los déficits observados en el TEL tienen cierta influencia genética y neurobiológica pero no se relacionan con una especificidad de dominio cerebral, siendo fruto de la interacción de diferentes componentes funcionales durante el desarrollo. Hay que tener en cuenta que el nivel de funcionalidad del lenguaje o la severidad del trastorno diagnosticado con 7 años es informativo no sólo en cuanto a las necesidades del niño según el momento de desarrollo, sino por las implicaciones a largo plazo.
Implicaciones para la diagnosis y la intervención
Son muchos los estudios que coinciden en apuntar que la mayoría de individuos con historial de TEL siguen teniendo dificultades en la adolescencia (Bishop et al., 2016; Conti-Ramsden et al., 2012, 2007; Reed et al., 2007 ). Desgraciadamente, éstos ya no reúnen los criterios de diagnóstico de TEL y esto recae en el riesgo de no recibir el tratamiento y las ayudas especializadas. Es capital incluir este tipo de información como un elemento clave en la descripción del TEL y su desarrollo.
Aunque la intervención tenga ciertas limitaciones a largo plazo, es importante destacar que tratamientos efectivos en el lenguaje pueden ayudar a los niños con TEL a maximizar su potencial y sus habilidades, mejorando no sólo su expresión y comprensión sino las habilidades sociales y su calidad de vida, dos áreas que se ven a menudo afectadas por las implicaciones del trastorno.
Articles de referència
Hall, P. & Tomblin, JB. (1978). A follow-up study of children with articulation and language disorders. Journal of Speech and Hearing Disorders 43, 227-241
Paul, R., Cohen, D. & Caparulo, B. (1983). A longitudinal study of patients with severe specific developmental language disorders. Journal of American Academy of Psychiatry 22, 525-534
Stothard, SE., Snowling, MJ., Bishop, DVM., Chipchase, B., & Kaplan, C. (1998). Language-impaired preeschoolers: A follow-up into adolescence. Journal of Speech, Language, and Hearing Research 41, 407-418
Beitchman, JH., Wilson, B., Brownlie, EB., Walters, H. & Lancee, W. (1996). Long-term consistency in speech/language profiles. Developmental and academic outcomes. Journal of American Academy of Child and Adolescent Psychiatry 35, 804-814
Bishop, DVM., & Edmundson, A. (1987). Specific Language Impairment as a maturational lag: Evidence from longitudinal data on language and motor development. Developmental Medicine and Child Neurology 29, 442-459
Rice, ML., Redmond, SM., & Hoffman, L. (2006). Mean lenght of utterance in children with Specific Language Impairment and in younger control children shows concurrent validity and stable and parallel growth trajectories. Journal of Speech, Language, and Hearing Research 49, 793-808