Por: Edgar González
La asignatura de química tiene muchas opiniones desfavorables de quien, ya de grandes, la recuerdan como algo aburrido e incomprensible. Desde la perspectiva de los niños, los primeros días que la afrontan en las sesiones de estrategias de aprendizaje ponen malas caras. Y desde la perspectiva del docente te plantea el reto de tener que ayudar a entender conceptos donde incluso los mejores alumnos tienen dificultades para aplicar sus conocimientos.
Podemos partir de las ideas previas de los alumnos. Todos tienen unas ideas preconcebidas de por qué pasan las cosas, y es muy importante que los alumnos no pierdan ese espíritu de curiosidad. Podemos ayudarles a conectar con esta experiencia previa para generar preguntas y poder dar las explicaciones utilizando los conceptos de la asignatura. El experimento más sencillo puede utilizarse en casa para trabajar desde conceptos como la densidad, el campo magnético y la física de partículas. Pero también es verdad que, ante algunos sucesos de la naturaleza, tanto en física como en química los conocimientos previos no son suficientes. Incluso algunos son contraintuitivos.
Algunos aspectos a tener en cuenta de la asignatura:
Desde la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) se recomienda que los alumnos adquieran competencias en el pensamiento científico. Para lograr esto existen diferentes modelos para enseñar la química, y podemos decir que todos están de acuerdo en que los alumnos deben ser capaces de comprender el funcionamiento del mundo natural. Nosotros destacamos que se debe hacer una aproximación constructiva a este conocimiento desde las ideas previas de los alumnos, pasando por la experimentación. Utilizar el método científico en la resolución de problemas como estructura de organización y, sobre todo, aportar creatividad.
“Investigar es ver lo que todo el mundo ha visto, y pensar lo que nadie más ha pensado”
Albert Szent-Györgi, bioquímico