Por: Edgar González
El sistema relacional de una familia se enfrenta a intensos cambios cuando uno o más de sus miembros entran en la etapa adolescente, provocando una modificación necesaria de su funcionamiento.
Según diversos autores, como E. Carrasco, el ciclo vital de la familia llega a su etapa más difícil cuando los hijos entran en la adolescencia. Es un momento en que diferentes integrantes del sistema comienzan a orientar sus relaciones hacia el exterior y las fronteras entre padres e hijos son menos permeables. Comienzan los conflictos en torno a temas como la defensa de la privacidad y la independencia por parte de los adolescentes, y en contraposición al intento de los padres por continuar con las mismas pautas relacionales de la infancia. También debemos tener en cuenta que los adolescentes en este momento mantienen conductas que aún manifiestan sus necesidades infantiles de protección y control por parte de los padres.
Durante este periodo, los padres deben aceptar el crecimiento y el desarrollo de sus hijos ofreciendo de forma progresiva las condiciones necesarias para que se desarrollen y terminen decidiendo de forma autónoma su futuro laboral, sexual y familiar.
Las opciones de los adolescentes pueden coincidir o no con las expectativas de los padres, lo que para muchas familias es difícil de conducir y aceptar. En determinados momentos, los padres pueden adoptar una posición controladora que retrasa la independencia del joven. Es importante mantener una comunicación abierta y dar posibilidades emocionales y materiales para que el adolescente se prepare para una próxima vida independiente con éxito. Por otro lado, se debe evitar tener una actitud desinteresada o impotente con un exceso de permisividad y que podría tener consecuencias negativas. No debemos olvidar que, a pesar del deseo de independencia, los adolescentes todavía necesitan de la experiencia de los padres para crecer como persona.
Es una etapa que implica ciertos procesos de separación y de duelo por parte de toda la familia. Para el adolescente es un duelo abandonar la seguridad de la dependencia infantil, así como romper la imagen idealizada de los padres. Y para los padres representa la pérdida del niño que ya no lo es.
“Cada vez sospecho más que estar de acuerdo es la peor de las ilusiones.”
Julio Cortázar, Rayuela