La adolescencia constituye un periodo evolutivo de transformación y vulnerabilidad. Una de las tareas más importantes en esta etapa es construir un proyecto vital de futuro. Esto es especialmente relevante en el caso de los jóvenes inmigrantes, puesto que tienen que hacer frente también a múltiples estresores, retos e incertidumbres derivados de la experiencia de la migración.
El estudio Resiliencia y éxito escolar en jóvenes inmigrantes, elaborado por investigadores de la Universitat de Barcelona, ha analizado la relación existente entre la fortaleza psicológica (resiliencia) y el hecho de que los chicos y las chicas de origen extranjero consigan completar sus estudios en España. La inmigración es un fenómeno habitual en nuestro país, y si bien las causas del fracaso escolar han sido ampliamente estudiadas, los factores implicados en el éxito personal y académico siguen siendo poco conocidos en este colectivo.
El estudio ha contado con la participación de 94 estudiantes (55 chicos y 45 chicas) de entre quince y dieciocho años de tres centros públicos de Educación Secundaria de Barcelona. Los alumnos proceden de 19 países diferentes pertenecientes a las siguientes zonas geográficas: Latinoamérica (60%), suroeste asiático (15%), Magreb (12%), el resto de Asia (9%) y otras regiones (4%). El proyecto, de carácter longitudinal, ha seguido su evolución desde el último curso de la Educación Secundaria Obligatoria (4.º de ESO) hasta el primer curso de la etapa postobligatoria (1.º de Bachillerato o 1.º de Ciclo Formativo de Grado Medio), combinando la metodología cuantitativa y cualitativa.
Los resultados de la investigación evidencian que los alumnos con mayores niveles de resiliencia son aquellos que tienen una visión más positiva de la propia trayectoria educativa (mejor autoconcepto académico) y que cuentan con referentes de éxito escolar en su entorno (familiares, amigos y/o conocidos que han completado la educación obligatoria); también son los que siguen estudiando en la etapa postobligatoria. Así mismo, se aprecian diferencias significativas en los niveles de resiliencia en función del área geográfica de procedencia: los jóvenes latinoamericanos, seguidos de los magrebíes, presentan valores significativamente más elevados que los de origen asiático. En cambio, variables como el sexo, la edad, el centro escolar, el tiempo de residencia en nuestro país o el año de acceso al sistema escolar no ejercen influencia alguna en los niveles de resiliencia.
El análisis de las entrevistas semiestructuradas realizadas a los participantes también pone de relieve otros aspectos de la vivencia de la migración y la escuela. En primer lugar, entre los jóvenes de origen inmigrante existe la creencia de que los mayores retos a los que se enfrentan son más bien sociales y no educativos; en este sentido, relatan que su bienestar emocional y personal influye en el rendimiento académico y en la actitud hacia el aprendizaje escolar, y este bienestar está estrechamente relacionado con el proceso de integración y adaptación social. Asimismo, la percepción de los jóvenes es que no todos los inmigrantes siguen un mismo proceso de adaptación ya que no todos parten de una misma lengua materna, cultura ni formación. La presencia cariñosa de personas significativas que muestran interés, se preocupan y creen en ellos es otro de los elementos clave. También la existencia de una red social diversa y heterogénea en cuanto a procedencias favorece la integración y el éxito educativo. Por último, el desarrollo de una motivación intrínseca para el estudio (interés hacia el aprendizaje, confianza en las habilidades y los conocimientos personales, perseverancia y esfuerzo, autonomía, reconocimiento del proceso de crecimiento y transformación) es otro de los aspectos relevantes señalados por el alumnado entrevistado.
La promoción de la resiliencia desde la escuela tiene que ser vista como parte del proceso educativo y no como algo estático que algunos niños y jóvenes tienen y otros no. Es en la interacción entre las personas y el entorno donde las oportunidades de éxito suceden, y este trabajo ha demostrado la importancia de los vínculos y otros aspectos sociales en la persistencia académica. Hay que tener en cuenta que los jóvenes traen al aula todas sus experiencias y vivencias, y es por medio del acogimiento, la aceptación y el compromiso que éstas pueden elaborarse y proyectarse en el futuro de forma saludable y constructiva.
Artículo de referencia
Sandín-Esteban, M. P. y Sánchez-Martí, A. (2015). “Resilience and school success of young immigrants”. Infancia y Aprendizaje , 38:1, 175-211.