Por: Marta Reinoso
El ejercicio físico tiene un efecto beneficioso sobre los síntomas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad en niños/as y jóvenes con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), y también mejora otros síntomas frecuentemente asociados como la ansiedad, las alteraciones en las funciones ejecutivas y las dificultades sociales. Ésta es la principal conclusión de una revisión sistemática de la literatura científica y un metaanálisis llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Castilla-La Mancha liderado por Cerrillo-Urbina y que ha sido publicado en la revista Child: care, health and development.
La revisión consideró los trabajos publicados hasta noviembre de 2014. Se incluyeron aquellos estudios realizados en niños/as y jóvenes (6-18 años) diagnosticados de TDAH y medicados que contaban con un diseño controlado (sólo ensayos clínicos aleatorios), que contemplaban los efectos de un programa de ejercicio físico y que evaluaban las características propias del trastorno y la sintomatología asociada. Se excluyeron del análisis aquellos estudios en los que el ejercicio físico formaba parte de una terapia más amplia y aquellos con una baja calidad metodológica. Se discrimina entre ejercicios activos (aeróbicos) y ejercicios suaves (yoga), y no se impusieron restricciones en cuanto a la frecuencia o la duración de la práctica deportiva.
Los autores localizaron un total de 8 estudios con más de 249 niños/as y jóvenes diagnosticados de TDAH. El 92% de los sujetos había realizado ejercicios aeróbicos y el 18% ejercicios de yoga. En el caso de la práctica aeróbica, consistente principalmente en correr, tenía una duración aproximada de 50 minutos, 2 o 3 veces por semana, a lo largo de un promedio de 5 semanas. En cuanto a la práctica de yoga, ésta incluía entrenamiento respiratorio y postural y relajación; la duración del programa era de 20 semanas, en sesiones de 60 minutos una vez a la semana.
Según esta revisión, el ejercicio aeróbico es un complemento eficaz a la medicación para reducir alteraciones del comportamiento que interfieren en el aprendizaje y el rendimiento académico, incluso para los niños/as que no responden al tratamiento farmacológico o que quieren tratamientos alternativos. Se hipotetiza que el ejercicio físico es probablemente beneficioso para los niños con TDAH debido a los cambios en los niveles de dopamina y su liberación. Por otra parte, los resultados de este trabajo también sugieren un efecto positivo de actividades más suaves como el yoga, las cuales favorecen el autocontrol, la concentración, la conciencia corporal y la reducción del nivel de estrés. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para poder concluir la influencia de este tipo de intervención en la población con TDAH. También son necesarios estudios futuros que evalúen el impacto de la práctica deportiva a más largo plazo.
Considerando que el TDAH es un trastorno que persiste en la edad adulta, es importante tener en cuenta todos los recursos y estrategias, lo menos invasivos posibles, que pueden mejorar los síntomas ya en edades tempranas. El deporte es un factor de integración social, fuente de disfrute, salud y bienestar. ¡Movámonos, pues, para estar también quietos!
Artículo de referencia
Cerrillo-Urbina, A. J., García-Hermoso, A., Sánchez-López, M., Pardo-Guijarro, M. J., Santos Gómez, J. L. Martínez-Vizcaíno, V. (2015). “The effects of physical exercise in children with attention deficit Hyperactivity disorder: a systematic review and meta-analysis of randomized control triales”. Child: Care, Health and Development, doi: 10.1111 / cch.12255.